Cuando tomamos fotografías, el balance de blancos es uno de los parámetros importantes a tener en cuenta ya que, al configurarlo en concordancia con el tipo de luz que predomine en la escena, hará que nuestras imágenes tengan unos colores más aproximados a la realidad. Como veremos, cada fuente de luz tiene una “temperatura”, un color, y aunque nuestro cerebro tienda a eliminar dicho color, la cámara no lo hará por defecto. Ahí es cuando entra en juego la herramienta del balance de blancos.
En fotografía diurna en exteriores, por lo general, es una única fuente de luz la que tenemos y normalmente se puede corregir su temperatura con el balance de blancos fácilmente. Sin embargo, en fotografía nocturna debemos tener especial cuidado en este tema ya que pueden ser diferentes fuentes de luz las que aparezcan en escena o se combinen en la misma. Sea de forma ajena a nosotros o si hemos sido los responsables de añadir fuentes de iluminación extra, un ajuste erróneo de nuestro balance de blancos hará que no obtengamos unos colores correctos en nuestra imagen y que pueda ser complicado corregir después.
En unas ocasiones nos gustará que los colores sean más reales, más parecidos a los que vemos con nuestros ojos y en otras ocasiones preferiremos ser más creativos, pudiendo “pintar” con luces de colores en nuestra imagen. En ambos casos lo que nos interesará es conocer cómo se comporta la cámara con los distintos balances de blanco en conjunción a las luces presentes o añadidas para conseguir el efecto deseado.
Por todo ello, este artículo pretende ser una guía para cuando salgamos a fotografiar a la noche y, dependiendo del tipo de luz que tengamos, saber qué va a suceder en nuestra fotografía y qué podemos hacer para corregir o acentuar ese efecto.
TEMPERATURA DE COLOR
Antes de meternos en materia del balance de blancos, vamos a explicar "brevemente" que es la temperatura de color.
William Thomson Kelvin creó una escala de temperatura estableciendo en el cero absoluto la temperatura en la que moléculas y átomos tienen la mínima energía térmica, equivalente a -273,15o en la escala Celsius. A parte de diversas aplicaciones científicas, en fotografía y otras artes o disciplinas visuales esta escala Kelvin se usa para definir el color de la luz.
Cuando un cuerpo negro es calentado emite luz de diferente color según la temperatura a la que se encuentra. Conforme aumenta la temperatura, la longitud de onda es más corta y la luz empieza a ser visible, recorriendo la gama de rojos para acabar en el violeta. En el centro se encontraría la luz blanca que es la denominamos luz día. La temperatura de color define lo roja o azul que es la fuente de luz. La temperatura de color no tiene relación directa con la denominación de color cálido y frío, aunque popularmente se relacionen estos términos. A partir de 5000 K se dice que se trata de colores fríos, mientras que con temperaturas más bajas (2700-3000 K) se les consideran colores cálidos.
Una bombilla incandescente encendida en nuestra casa le da a una hoja de papel o a nuestra pared un color naranja ya que es una fuente de luz cálida o lo que es lo mismo, tiene una temperatura de color baja. Nosotros estamos acostumbrados a ello y también sabemos que el folio o la pared son blancos por lo que, con una pequeña manipulación de nuestro cerebro, no vamos a apreciarlo igual que nuestra cámara de fotos. Ésta va a representar el color de la luz que detecte, por lo tanto la fotografía que saquemos va a tener un color naranja mucho más acentuado. Aquí es donde entra en juego el balance de blancos. Nosotros vamos a indicarle a la cámara con qué tipo de luz vamos a hacer la fotografía o cuál es la luz dominante de nuestra escena y ella con ese parámetro va a intentar compensarlo para que la imagen salga eliminando esos tonos dominantes producidos por esa fuente de luz. Para ello, de la misma forma que en analógico se utilizan filtros de colores colocados en el objetivo para compensar esta luz dominante, en fotografía digital ese paso lo efectúa internamente la cámara añadiendo filtro de color complementario que contrarreste la dominante de nuestra fotografía.

En la tabla superior vemos unos valores aproximados de a qué situación corresponde cada temperatura de color y el ajuste preconfigurado que tiene cada cámara para compensar ese tipo de iluminación. Por ejemplo, si tenemos un edificio iluminado con unas luces de tungsteno que nos dan tonalidad naranja, para contrarrestar ese efecto tendremos que elegir un balance de blancos de unos 3000K o el preconfigurado de luz incandescente. Debemos tener en cuenta que dependiendo de la marca y modelo de la cámara puede haber pequeñas variaciones en los valores de la temperatura de color.
Cómo corregimos el balance de blancos
Aunque hayamos tomado la fotografía sin prestar atención a la configuración del balance de blancos, en fotografía digital podemos corregirlo en la fase de edición de nuestras imágenes. Existen multitud de programas para procesar nuestras fotografías, Lightroom, Photoshop, On1.. y multitud de maneras para hacerlo, unas más sencillas y otras más complejas y precisas. La manera más sencilla de hacerlo es, en nuestro programa de revelado preferido, elegir uno de los valores preconfigurados que aparecen normalmente en un desplegable, o bien moviendo los deslizadores de temperatura de color y matiz. Otro modo es con el cuentagotas de color neutro, que lo que hace es indicarle al programa que la zona donde hemos pinchado con él es de color neutro y compensa con esa referencia el color de toda la imagen. Disparar nuestras fotografías en formato Raw nos permitirá modificar los valores de mejor manera que en jpeg, ya que disponemos de mas valores preconfigurados y además en la mayoría de reveladores estaremos haciendo cambios no destructivos en nuestra imagen. Existe la posibilidad de hacer la corrección por zonas para casos en los que tenemos diferentes colores de iluminación, aunque en estos casos de mayor complicación siempre es mejor haber previsto esto a la hora del disparo, por ejemplo, si estábamos usando un flash, colocando geles de color para igualar la luz del flash a la luz presente.
COMO LO APLICAMOS A LA FOTOGRAFÍA NOCTURNA
En fotografía nocturna básicamente hay dos posibilidades según la situación en la que nos vayamos a encontrar. Por un lado, que estemos fotografiando dentro de un núcleo urbano o a un edificio con iluminación o, por otro lado, que sea un lugar sin fuentes de luz donde tengamos la posibilidad de iluminar nosotros a nuestro gusto. Normalmente yo me decanto por la segunda posibilidad ya que me permite jugar y experimentar más. En todos los casos, aunque podemos corregir luego los balances en el procesado de la imagen, cuanto mejor obtengamos la imagen en origen, mucho mejor.
Casos en los que ya existe una iluminación
Son situaciones en las que nosotros no influimos en las fuentes de luz existentes, o no añadimos fuentes adicionales de luz. Si la fuente de iluminación es solo de un tipo y no hay mezcla de colores, no tenemos más que observar su color y ajustar el balance de blancos de nuestra cámara en consecuencia. El mayor problema que nos podemos encontrar en casos de fotografía nocturna urbana es la mezcla de los diferentes colores que puedan aportar las farolas, escaparates, etc.. En este caso tomaremos como referencia un objeto, una pared, algo que sea gris o blanco y ver cual es la luz que predomina y corregirla, aunque nos varie un poco el color de las otras fuentes de luz que son menos importantes en nuestra foto. Después en el ordenador podemos modificar esas luces que han variado un poco con el pincel de ajuste si lo consideramos necesario. Para estas situaciones también viene bien usar una carta de grises.
Vamos a suponer que tengo una escena en la que la luz dominante es fría, de color blanco tirando a azul y que hay dos fuentes pequeñas de luz cálida, o sea, anaranjada. Si yo selecciono un balance de blancos para equilibrar las luces cálidas, se me va a teñir de azul toda la escena, dejando unos colores incorrectos en la gran parte de la imagen. En cambio, Si indicamos un balance de blancos para compensar la luz fría dominante, se nos corregirá toda la escena correctamente excepto las dos pequeñas fuentes de luz cálida, que se nos volverán más naranjas de lo que son, pero ya serán solo dos puntos de la imagen, el resto estará correcto. Resumiendo, lo importante en estos casos es ver la luz dominante y trabajar en consonancia con ella.
Casos en los que no existe iluminación
Si en nuestra escena nocturna no existen fuentes de luz y no vamos a aportar iluminación extra nosotros, en la mayoría de casos también podemos dejar el balance de blancos en automático y corregirlo después en el procesado de nuestra imagen. Aunque, repito que es mejor acostumbrarnos a trabajar con el balance de blancos en manual y que decidamos nosotros y no la cámara. Veamos el siguiente ejemplo. Cada fotografía está tomada con un balance de blancos diferente, después en Lightroom he seleccionado con el cuentagotas de la herramienta del balance de blancos el mismo punto en las tres imágenes.
Con balance de blancos automático ( la cámara detectó un balance de blancos de 2800 k)
Esta sería la toma original.

Aqui la tenemos corregida con el programa de edición.
Con el balance de blancos configurado manualmente en 3200 k.
Fotografía que nos da la cámara a 3200 k

Fotografía aplicando la corrección del balance de blancos.

Con el balance de blancos configurado manualmente en 6500 k.
De nuevo primero la fotografía original.

Y la fotografía con la corrección del balance de blancos aplicada

Como se puede apreciar en todos los casos, después de corregir el balance de blancos en el ordenador las imágenes quedan prácticamente iguales.



Y esto es lo que sucede al ajustar el balance de blancos igual que en el caso anterior.


Y lo que sucede al poner la construcción en su color original.
